viernes, 6 de enero de 2023

CONTEMPLACIÓN DE LOS MÚNDOS MINÚSCULOS, por Carmen Hernández Montalbán.

 


Acercarse a la poesía de J. Sarriá ha sido para mí una experiencia reveladora, un verdadero ejercicio contemplativo. Leer “Tiempo de espera” te lleva a nuevos reinos de compresión, porque la contemplación es básicamente reposo, dejarse fluir interiormente, embriagarse por el milagro de estar vivos.

Así, el autor nos va introduciendo al principio en este ejercicio placentero y curativo: “Mi nombre es aquella vieja aventura por conquistar los silencios, cuando aspiraba a comprender a los hombres, el asombro de las horas, la ceniza del tiempo, más allá del reloj y sus agujas”. Nos invita a detenernos, al recogimiento, a apearnos de esta vorágine vertiginosa que nos rodea y nos empuja.

Los poemas, son estaciones de paraísos minúsculos donde la reflexión es una mariposa que se para en la belleza de la esencia, y nos los describe así: “Son lugares que existen adormecidos, como el susurro de los espejismos o el rumor de las fuentes.” Estos versos me han hecho evocar otros de poetas andalusíes, de místicos sufíes dedicados por entero a la dimensión interna y al aspecto espiritual de las cosas. Son poemas de una gran riqueza sensorial y evocadora que se inspiran en la naturaleza algunas veces, preñados de imágenes, metáforas de un pensamiento: “El recuerdo es el tiempo detenido / en un lugar preciso / donde, jóvenes, / por un instante fuimos / eternos, invencibles, inmortales: / alfaguara donde acudían / las gacelas de los primeros años / a beber de sus aguas, / aún puras del fuego y las heridas.”

Detenerse, mirar el movimiento de una nube, el lejano parpadeo de una estrella, el esfuerzo titánico de una hormiga arrastrando el cadáver de otro insecto…, pequeños milagros ignorados las más de las veces, que pasan desapercibidos y su contemplación entraña una enseñanza, una advertencia: “Lo esencial es invisible a los ojos”, sentencia A. de Saint-Exupéry.

¿Qué mejor que la poesía para este ejercicio de introspección? El lenguaje poético es el lenguaje de la contemplación por excelencia, en tanto que se sirve de comparaciones, alegorías, la sonoridad, la simbología para conducirnos a una reflexión, a una emoción, ambas experiencias espirituales. El lenguaje poético de Sarriá es rico en sonoridad, funciona como un mantra en el que significado y vibración actúan a la par. Sonido armónico y silencio, elementos litúrgicos de esta experiencia lírica.

“Tiempo de espera” es un estanque transparente al que un niño, el autor, ha arrojado guijarros de palabras cuyas ondas se expanden hasta la orilla del lector que las trasmuta en meditación y sentimiento. Es poesía en estado puro, sin aditivos ni pretensiones retóricas vacías: “Acendrar estos versos / y abatir todo aquello que suponga / un artificio extraño a la emoción: / entonces, solo entonces, / podrá brotar / el nombre puro de las cosas.”

lunes, 2 de enero de 2023

ORO EN LOS VERSOS, por Carmen Hernández Montalbán.

 



Josefina Martos Peregrín guarda en su espíritu un rescoldo poético que ha reavivado un poemario luminoso como lo es Fuego de invierno.  Su llama tiene las tonalidades crepusculares de quien ha conocido los incendios del alma. La madurez es un metal templado por la experiencia y bruñido por la sabiduría. Este poso de experiencia y conocimiento refulge en los versos de este poemario.

La obra está dividida en tres partes: Oro en la niebla, Invierno pleno y La nave de los necios, pero en toda ella crepitan los aforismos y las reflexiones poéticas de una belleza y hondura singulares: Vivir es caer en la nada, volver a donde nunca estuvimos; ¿Qué sabe Dios de la vida si sólo conoce la muerte de los otros?; hay mentiras eternas y verdades fugaces. La duración no es la medida de todas las cosas…

La primera parte está iluminada por poemas que penetran en la penumbra del recuerdo, en esa “niebla del tiempo” que empaña la memoria, ese jardín prohibido del que nos habla la autora en el poema que inicia esta tercera parte: Donde el sol modela el mármol, la lluvia lo pule /  y lo blanquea la luna, / estamos tú y yo / siguiendo el movimiento / de las estatuas en la noche, / ese momento en que abandonan su pedestal / para correr en busca de la cabeza que les falta, / o la mano, o el brazo, o la palabra / que el tiempo les amputó. Esta primera estrofa, alegóricamente nos dice lo que encontraremos en los poemas que buscan ese “oro en la niebla”, sublime metáfora del rescate de la memoria.  Y ese miedo de que los recuerdos se hayan perdido: Obligarse al orden por higiene / y poner naftalina entre las ropas / dar vueltas a los bolsillos del recuerdo, / comprobarlos vacíos, acribillados de agujeros / por donde la vida / grano / a grano / se fugó.

¡Invierno pleno” se llama la segunda parte donde la toma de conciencia del deterioro que el tiempo ocasiona en nosotros toma protagonismo, así como lo que no deseamos recordar por el impacto que nos provoca: Papel pintado, / urgen kilómetros de papel pintado. / Para tapar la rabia, las heridas, / los sueños. También en esta parte está latente la duda sobre aquello que recordamos. La autora se pregunta, nos pregunta si aquello que rememoramos es lo que era, algo que está presente en el poema titulado “La dama de Shangai”: ¿Somos acaso esas figuras deformes? / De todas las que vemos, ¿cuál es la real? / ¿Cómo reconocernos / entre un millar de reflejos?

La tercera parte: “La nave de los necios” me ha gustado especialmente por rica y variada. En ella, más que en las dos partes anteriores, la autora mira a su alrededor y nos conmueve con sus visiones del mundo presente y su proyección en el futuro: A qué huir: / De nada me sirve volar si no se sortear la lluvia ácida /  Para qué nadar, si no puedo esquivar la marea negra. / Qué camino coger que no conduzca al vertedero.

La belleza, la magia, el hechizo de poemas como: Romance de la niña Vega; Soneto del mar en casa o Historia del Darro vuelven a transportarnos, como toda la obra de Josefina, a escenarios que inspiran versos cargados de un lirismo legendario, luces de un fuego imperecedero que nos ilumina y abraza con la calidez de la buena poesía.

domingo, 25 de diciembre de 2022

ASKATU VERSUS VIOLENCIA, por Carmen Hernández Montalbán.

 


El siete de marzo de dos mil ocho era asesinado en la localidad de Mondragón el concejal socialista Isaías Carrasco por la banda terrorista ETA. El atentado se produjo en el portal de su casa a la una y media de la tarde. Sus hijas y esposa se encontraban en el interior del edificio, del que bajaron tras escuchar los disparos. Nada pudieron hacer salvo pedir una ambulancia pues Isaías estaba gravemente herido. Tras dos paradas respiratorias falleció. El suceso conmocionó al país que por entonces se hallaba en plena campaña electoral. Por acuerdo de dos partidos mayoritarios, quedó suspendida.

Antonio Lara Ramos nos transporta al escenario de los hechos con su novela Askatu. Portal número 6. Carlos Oreno, el joven ingeniero protagonista de esta historia, va rememorando los sucesos ocurridos en su anterior destino: Mondragón, a través del narrador omnisciente. Nos envuelve en aquel ambiente enrarecido de los últimos atentados. El narrador, con frecuencia, se transforma en una cámara que nos hace retroceder y avanzar, analizando los hechos: “El asesino corre, cometida su fechoría. Emprende la huída, como lo haría un niño que ha consumado su trastada. Pero hay niños que se quedan inmóviles, con cara asustada, sintiendo la culpabilidad del estropicio ocasionado…” ; “En este caso el asesino huyó, la testigo lo vio correr y eso parece que no cuenta, se escabulló tan rápido que quizá pasó tan cerca de cualquier otra señora y ni siquiera esta reparó en él…”.

El narrador avanza y retrocede, acelera, enlentece y congela las imágenes sin inmiscuirse ni tomar partido, es una mirada objetiva que escudriña la psicología y emociones de los personajes. En esta novela mantiene la tensión de la lectura situando al lector al nivel de las percepciones del personaje principal. El lector va descubriendo y conociendo Mondragón al ritmo de Carlos Oreno, su curiosidad, sus interrogantes, son los mismos que los del protagonista, sabe mantener el pulso narrativo, no anticipa lo que pueda ocurrir, aunque previamente el narrador se ha ocupado de contagiarnos el recelo y la desconfianza que el joven ingeniero siente al aterrizar en el País Vasco, su mirada no es imparcial, su periplo se ve condicionado de principio a fin por la violencia de atentados acaecidos y anunciados en los medios de comunicación: “Desde niño y adolescente había escuchado, como tantos otros extraños a esta tierra, palabras, muchas palabras. Diferentes de las que escuchaban los niños y jóvenes de aquí. Los oídos de todos, moldeados por una insistencia de voces incansables a un lado y a otro. Para unos, vocablos que hablaban de vascos asesinos, de vascos etarras, de vascos canallas. ¿Acaso todos eran asesinos y etarras? Las vísceras no hacían distinciones: para los de aquí liberación, gora Euskadi askatuta, puta España. Vísceras al fin y al cabo”.

La narración tiene un ritmo lento que se ve compensado por un lenguaje sencillo, con frases cortas que la dotan de agilidad, manteniendo la continuidad y el interés de la historia. La atmósfera contiene los elementos de la calma que precede a la tormenta. El silencio, el tenebrismo, el aparente sosiego, la tensión, la sospecha… se mantienen durante toda la historia. Algunos personajes añaden inquietud a la novela, son los personajes que han tenido relación o se han visto afectados por el terrorismo. Este es el caso de la señora Mayca; un personaje rodeado de misterio que al igual que esos elementos turbadores, tiñen la novela de desasosiego: “Cuando la contempla se estremece. Le asaltan múltiples incógnitas sobre esta mujer de la que desconoce todo, salvo el relato imperecedero sobre su marido y su trabajo en Canadá…”

Es frecuente el tono reflexivo, como si la historia que se cuenta se viviera más desde dentro que desde fuera, pues todo cuanto Carlos percibe, en el Mondragón de aquellos años, no deja de ser una onda provocada por el terrorismo, en concreto por el atentado que acabó con la vida de Isaías Carrasco. Y la novela es la caja de resonancia que ha construido Antonio Lara Ramos para explicarnos la conmoción que produjo aquel asesinato, tan absurdo como atroz.

 

domingo, 20 de noviembre de 2022

LOS CANTOS RODADOS (novela)

 




Con la entrada de las tropas de Napoleón en Guadix, el 16 de febrero de 1810, la vida de la familia Martínez se ve alterada ante la obligación de hospedar en su casa al sargento Jean Calmel. El amor que surge entre Pipa, la hija mayor, y el militar francés sobrevive en este ambiente convulso de la guerra. Durante la ocupación de la ciudad, la familia tiene que enfrentar las tensiones del conflicto y la tragedia final que llevará a la muchacha y a un hermano pequeño a vivir un destino incierto. Esta obra, basada en un hecho real, nos muestra el infierno de aquella contienda donde afloraron los instintos más bajos de la especie humana. Un infierno en el que también pudo germinar la flor del amor y la lucha pacífica que alienta a mujeres y hombres a ayudarse mutuamente.

Género: Historia / Historias reales


Entrevista de la editorial


SUCEDIÓ MAÑANA (libro de relatos)

 






Con el título Sucedió mañana, la autora nos presenta un libro de cuentos donde la historia y el tiempo se conjugan. En ellos encontraremos a personajes históricos y ficticios, envueltos en situaciones dispares, producto de la imaginación. El elemento fantástico está presente en cada uno de ellos, ese que distingue al cuento del relato. A través de ellos viajaremos a la Edad Antigua, el Medievo, el Renacimiento, el Romanticismo, el Siglo XIX, el siglo XX y el Futuro; con un par de cuentos de ciencia ficción.







lunes, 27 de junio de 2022

LA NOVELA DEL GRAMÁTICO, por Carmen Hernández Montalbán.

 


El sueño del gramático de Eva Díaz Pérez es una novela histórica ensamblada con las mejores mimbres. Tanto es así que el extraordinario acopio documental de la autora queda diluido de tal manera en la obra que nos parecerá que hemos entrado en otra época en un abrir y cerrar de ojos; en un abrir y cerrar de libro en cada sesión de lectura. Así, al comenzar la novela, quedamos atrapados por la voz en primera persona de Francisca, la supuesta hija del protagonista, Elio Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática castellana. La historia comienza de una forma tan poética que ya nos avisa de la destreza de Díaz Pérez en las lides literarias: “Padre cazaba palabras como si fueran mariposas. Pobres de las que cayeran en su poder, porque las pinchaba con un alfiler en la pared y luego les abría el vientre para ver lo que había dentro”. La imagen resulta insólitamente descriptiva porque representa con mucho acierto la labor de un gramático, pues las palabras son volátiles, su vida a lo largo del tiempo es, a veces, efímera, ya que van evolucionando, modificándose, corrompiéndose con cada accidente en la historia de una lengua. Un gramático, muy bien podría ser un anatomista de palabras.

La autora utiliza un lenguaje sencillo, ajeno a pomposidades retóricas, pero cuidado y rico, siguiendo un tono acorde a la época en la que se ambienta la novela: una Europa en transición desde la Baja Edad Media hacia un período de esplendor, precedido de grandes descubrimientos e hitos históricos, como la invención de la imprenta, el descubrimiento de América o la caída del último bastión musulmán de la península: Granada; el resurgimiento del humanismo renacentista que en España tuvo insignes representantes, uno de ellos Antonio de Nebrija.

La historia del gramático se va desplegando a lo largo de la narración. Viajamos a los lugares donde transcurrió su vida: Roma, Bolonia, Venecia, Salamanca, Alcalá de Henares, Zalamea, Alcántara, Sevilla, etc. En cada uno de ellos la autora nos deleita con su destreza narrativa, con su capacidad para recrear el ambiente sensorial de cada ciudad, de cada lugar. Eva Díaz Pérez se ha preocupado en profundizar en cada detalle de la época: los usos y costumbres, la arquitectura, la gastronomía, los valores y prejuicios morales, la vida en las universidades, los avances científicos técnicos… Ha creado personajes adelantados a su tiempo configurando sus perfiles psicológicos.

Esta novela nos honra, pues homenajea a una de las figuras más relevantes del humanismo español en el quinto centenario de su muerte, el primer filólogo que se aventuró al estudio de una lengua romance. Es una obra bella e instructiva, escrita con inteligencia y notable talento literario. Por eso me ha atrapado desde las primeras páginas, dejando en mi memoria de lector ese poso indeleble para la reflexión, ese poso que deja la buena literatura.

Enhorabuena Eva.

domingo, 8 de mayo de 2022

REFLEJOS Y ESPEJOS, por Carmen Hernández Montalbán.

 


Ejemplares vivos a la luz de la luna me ha parecido una novela singular, también algo experimental en muchos aspectos, pues no sigue una trama lineal. Es un caleidoscopio de historias que van apareciendo y desapareciendo, convergen en un punto, en una idea o no; nacen y se apagan, como la luz de un prisma.

El espejo como metáfora es el elemento que unifica y da entidad a todas ellas. El espejo como objeto físico está presente en la novela con toda su simbología: como elemento mágico, misterioso, nos hace pensar a veces que el reflejo es una dimensión paralela a la realidad que refleja, susceptible de cobrar vida propia. Con frecuencia, el espejo se relaciona con el agua por su condición reflejante y pasiva; otras veces con la luna que, iluminada por los rayos del sol, nos hace creer que tiene luz propia.

Algunos de los personajes de esta novela, se ven reflejados en los espejos cóncavos de las apreciaciones de los demás o de las propias, las convenciones sociales y estos le devuelven una imagen deformada de la realidad, llevándoles a conductas perniciosas o grotescas. Se ven arrastrados por las sectas o por neurosis mentales autodestructivas. En otras historias se ven envueltos en triángulos eróticos en los que las amante oficia de espejo del deseo de los otros dos.  Personajes bíblicos y mitológicos como el de Narciso. El cine y la literatura son otra variedad alegórica de espejos personajes inspirados en otros históricos como el de la escritora ocultista y teósofa rusa conocida por Madame Bavatsky o Elena Petrovna. La propia autora entra en el juego de la novela y protagoniza, imbuida en el personaje de la viajera legendaria, Alexandra David-Néel, un periplo iniciático e imaginario por tierras tibetanas en el inicio de la pandemia del coronavirus.

Los sueños, las sombras, los hijos y los fantasmas, también reflejo y espejo de lo que somos o vivimos, están presentes en “Ejemplares vivos a la luz de la luna"; novela mixta en la que se puede apreciar la habilidad de la autora como cuentista.

Es un relato cargado de gran erudición, con una prosa cuidada, salpicada de imágenes poéticas, llena de reflexiones filosóficas. Nos invita a pensar, también a soñar, pues Josefina sabe transportarnos a otros lugares; la luz de sus palabras se proyecta en este libro como un juego de espejos ¿Qué es la literatura sino el reflejo de la imaginación, elaborado por el lenguaje?

Enhorabuena querida amiga.