domingo, 8 de mayo de 2022

REFLEJOS Y ESPEJOS, por Carmen Hernández Montalbán.

 


Ejemplares vivos a la luz de la luna me ha parecido una novela singular, también algo experimental en muchos aspectos, pues no sigue una trama lineal. Es un caleidoscopio de historias que van apareciendo y desapareciendo, convergen en un punto, en una idea o no; nacen y se apagan, como la luz de un prisma.

El espejo como metáfora es el elemento que unifica y da entidad a todas ellas. El espejo como objeto físico está presente en la novela con toda su simbología: como elemento mágico, misterioso, nos hace pensar a veces que el reflejo es una dimensión paralela a la realidad que refleja, susceptible de cobrar vida propia. Con frecuencia, el espejo se relaciona con el agua por su condición reflejante y pasiva; otras veces con la luna que, iluminada por los rayos del sol, nos hace creer que tiene luz propia.

Algunos de los personajes de esta novela, se ven reflejados en los espejos cóncavos de las apreciaciones de los demás o de las propias, las convenciones sociales y estos le devuelven una imagen deformada de la realidad, llevándoles a conductas perniciosas o grotescas. Se ven arrastrados por las sectas o por neurosis mentales autodestructivas. En otras historias se ven envueltos en triángulos eróticos en los que las amante oficia de espejo del deseo de los otros dos.  Personajes bíblicos y mitológicos como el de Narciso. El cine y la literatura son otra variedad alegórica de espejos personajes inspirados en otros históricos como el de la escritora ocultista y teósofa rusa conocida por Madame Bavatsky o Elena Petrovna. La propia autora entra en el juego de la novela y protagoniza, imbuida en el personaje de la viajera legendaria, Alexandra David-Néel, un periplo iniciático e imaginario por tierras tibetanas en el inicio de la pandemia del coronavirus.

Los sueños, las sombras, los hijos y los fantasmas, también reflejo y espejo de lo que somos o vivimos, están presentes en “Ejemplares vivos a la luz de la luna"; novela mixta en la que se puede apreciar la habilidad de la autora como cuentista.

Es un relato cargado de gran erudición, con una prosa cuidada, salpicada de imágenes poéticas, llena de reflexiones filosóficas. Nos invita a pensar, también a soñar, pues Josefina sabe transportarnos a otros lugares; la luz de sus palabras se proyecta en este libro como un juego de espejos ¿Qué es la literatura sino el reflejo de la imaginación, elaborado por el lenguaje?

Enhorabuena querida amiga.