"Para ver La luz del fin de la tierra tal vez sea necesario, paradójicamente, la oscuridad, cerrar los ojos y buscarla, introspectivamente, en la negrura interior por donde circulan diminutos relámpagos que nos irán orientando. La paz quizá sea esa luz que sostiene e impulsa a la poeta, a Carmen, en sus tiempos de zozobra y búsqueda, momentos repletos de claroscuros. Esa misma paz es la que va dejando el rastro, o sea, el poema que la irá conduciendo hacia esa mágica luz recobrada al final del trayecto.
[…] Carmen entrevé esa luz al final del camino, la luz que se ve empañada por el devenir de conflictos y sentimientos encontrados que se dan cita en la penumbra o en la total oscuridad del principio. Hasta que podemos y nos atrevemos a mirar sin engaño posible, valientemente, cuando dejamos que la energía fluya es cuando nos encontramos la luz, con el verdadero sentido de la propia existencia, con la mágica luz-paz de nuestra propia vida."
(Dori Hernández Montalbán)
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