El sueño del gramático de Eva Díaz Pérez es una novela histórica ensamblada con las mejores mimbres. Tanto es así que el extraordinario acopio documental de la autora queda diluido de tal manera en la obra que nos parecerá que hemos entrado en otra época en un abrir y cerrar de ojos; en un abrir y cerrar de libro en cada sesión de lectura. Así, al comenzar la novela, quedamos atrapados por la voz en primera persona de Francisca, la supuesta hija del protagonista, Elio Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática castellana. La historia comienza de una forma tan poética que ya nos avisa de la destreza de Díaz Pérez en las lides literarias: “Padre cazaba palabras como si fueran mariposas. Pobres de las que cayeran en su poder, porque las pinchaba con un alfiler en la pared y luego les abría el vientre para ver lo que había dentro”. La imagen resulta insólitamente descriptiva porque representa con mucho acierto la labor de un gramático, pues las palabras son volátiles, su vida a lo largo del tiempo es, a veces, efímera, ya que van evolucionando, modificándose, corrompiéndose con cada accidente en la historia de una lengua. Un gramático, muy bien podría ser un anatomista de palabras.
La autora
utiliza un lenguaje sencillo, ajeno a pomposidades retóricas, pero cuidado y
rico, siguiendo un tono acorde a la época en la que se ambienta la novela: una
Europa en transición desde la Baja Edad Media hacia un período de esplendor,
precedido de grandes descubrimientos e hitos históricos, como la invención de
la imprenta, el descubrimiento de América o la caída del último bastión
musulmán de la península: Granada; el resurgimiento del humanismo renacentista
que en España tuvo insignes representantes, uno de ellos Antonio de Nebrija.
La historia del
gramático se va desplegando a lo largo de la narración. Viajamos a los lugares
donde transcurrió su vida: Roma, Bolonia, Venecia, Salamanca, Alcalá de
Henares, Zalamea, Alcántara, Sevilla, etc. En cada uno de ellos la autora nos
deleita con su destreza narrativa, con su capacidad para recrear el ambiente sensorial
de cada ciudad, de cada lugar. Eva Díaz Pérez se ha preocupado en profundizar en
cada detalle de la época: los usos y costumbres, la arquitectura, la
gastronomía, los valores y prejuicios morales, la vida en las universidades,
los avances científicos técnicos… Ha creado personajes adelantados a su tiempo
configurando sus perfiles psicológicos.
Esta novela nos
honra, pues homenajea a una de las figuras más relevantes del humanismo español
en el quinto centenario de su muerte, el primer filólogo que se aventuró al
estudio de una lengua romance. Es una obra bella e instructiva, escrita con
inteligencia y notable talento literario. Por eso me ha atrapado desde las
primeras páginas, dejando en mi memoria de lector ese poso indeleble para la
reflexión, ese poso que deja la buena literatura.
Enhorabuena Eva.