Ejemplares vivos a la luz de la luna me ha parecido una novela singular, también algo
experimental en muchos aspectos, pues no sigue una trama lineal. Es un
caleidoscopio de historias que van apareciendo y desapareciendo, convergen en
un punto, en una idea o no; nacen y se apagan, como la luz de un prisma.
El espejo como metáfora es el
elemento que unifica y da entidad a todas ellas. El espejo como objeto físico
está presente en la novela con toda su simbología: como elemento mágico,
misterioso, nos hace pensar a veces que el reflejo es una dimensión paralela a
la realidad que refleja, susceptible de cobrar vida propia. Con frecuencia, el
espejo se relaciona con el agua por su condición reflejante y pasiva; otras
veces con la luna que, iluminada por los rayos del sol, nos hace creer que
tiene luz propia.
Algunos de los personajes de esta
novela, se ven reflejados en los espejos cóncavos de las apreciaciones de los
demás o de las propias, las convenciones sociales y estos le devuelven una
imagen deformada de la realidad, llevándoles a conductas perniciosas o
grotescas. Se ven arrastrados por las sectas o por neurosis mentales
autodestructivas. En otras historias se ven envueltos en triángulos eróticos en
los que las amante oficia de espejo del deseo de los otros dos. Personajes bíblicos y mitológicos como el de
Narciso. El cine y la literatura son otra variedad alegórica de espejos
personajes inspirados en otros históricos como el de la escritora ocultista y
teósofa rusa conocida por Madame Bavatsky o Elena Petrovna. La propia autora
entra en el juego de la novela y protagoniza, imbuida en el personaje de la
viajera legendaria, Alexandra David-Néel, un periplo iniciático e imaginario
por tierras tibetanas en el inicio de la pandemia del coronavirus.
Los sueños, las sombras, los hijos y
los fantasmas, también reflejo y espejo de lo que somos o vivimos, están
presentes en “Ejemplares vivos a la luz de la luna"; novela mixta en la que se
puede apreciar la habilidad de la autora como cuentista.
Es un relato cargado de gran
erudición, con una prosa cuidada, salpicada de imágenes poéticas, llena de
reflexiones filosóficas. Nos invita a pensar, también a soñar, pues Josefina
sabe transportarnos a otros lugares; la luz de sus palabras se proyecta en este
libro como un juego de espejos ¿Qué es la literatura sino el reflejo de la
imaginación, elaborado por el lenguaje?
Enhorabuena querida amiga.
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